Cuenta la leyenda que, cerca de la Vila de Montblanc, había un gran dragón que tenía atemorizados a los habitantes del pueblo. Éstos, no sabían cómo conseguir que el dragón no se acercara a la muralla , así que acordaron darle comida: Primero le dieron ovejas, luego vacas y así hasta que el malvado dragón se comió todos los animales que había en el pueblo. Pero seguía teniendo hambre y cada vez estaba más cerca de la muralla…
Los habitantes de Montblanc, desesperados, ¡no sabían cómo pararlo! Así que finalmente decidieron que, llegado el momento, tendrían que ir sacrificándose, uno a uno, para evitar que el dragón arrasara el pueblo. En base a esta decisión, pusieron los nombres de todos los habitantes en un puchero (incluso la princesa, a escondidas, incluyó su propio nombre para solidarizarse con su gente).
De esta manera, cuando el dragón rugía, una mano inocente sacaba un papel y el elegido era entregado al dragón como alimento. Hasta que llegó el día en que fue el turno de la princesa… Entonces el Rey imploró a los habitantes que tuvieran clemencia con la princesa y no la dejaran morir, pero era su turno y la princesa se mantuvo firme en que era de ley cumplir con lo acordado.
Pero cuando el dragón se acercó a coger a la princesa, llegó un valiente caballero (a lomos de un precioso caballo) y empuñando su espada logró clavarla en el corazón del dragón acabando así con su vida. De la herida del corazón brotó un gran chorro de sangre que se derramó por el suelo y del que, tiempo después, creció un hermoso rosal.
Sant Jordi era el nombre de este valiente caballero, quien recogió a la princesa asustada y la agasajó con una hermosa rosa.
La alegría estalló en el pueblo por haber vencido al dragón y salvado sus vidas.El mismo Rey estaba tan contento de que hubiera salvado a su hija que le ofreció su mano. Pero Sant Jordi, muy agradecido, siguió su camino…
Y es por ese motivo que en la Diada de Sant Jordi, en Cataluña la tradición manda que los hombres regalen a las mujeres una rosa, y aprovechando que se celebra también el día del libro, las mujeres regalan un libro a los hombres para que siga viva la leyenda de esta bella historia.
Así que amigos, familiares y enamorados celebran la simbólica fecha del 23 de Abril intercambiando entre ellos rosas y libros, como por ejemplo, estos que tu también puedes regalar a tus amigos pequeño Djoko:
Pero ahora es tarde y es hora de ir a dormir para descansar bien y poder disfrutar mañana . Dulces sueños mi pequeño caballero…¡y Feliz Diada de Sant Jordi!
Leave A Comment