Deminka Palace nos robó el corazón: por la exquisitez del trato de su personal ( jóvenes, serviciales y de exquisitos modales, cuyo uniforme de tirantes y/o pajarita nos recordaba a los auténticos gentleman de antaño), por la majestuosidad natural de su finca de arquitectura tradicional, y por la comodidad y amplitud de sus estancias, equipadas con baño completo (¡y bañera!), sala de estar-comedor-cocina, y un nada despreciable largo pasillo donde dejar el equipaje y ubicar los accesorios de la mascota, sin estorbar.
Nos gustó tanto que decidimos alargar un día más la estancia en la ciudad y volver a reservar en Deminka Palace para bañar a Djoko antes de emprender el viaje de vuelta.
Para ello, tuvimos que solicitar algunas toallas extra, y el personal muy amablemente nos las facilitó rápidamente ( y sin coste adicional).
Aspectos a tener en cuenta…
- Suplementos: Desayuno en hotel (10€/persona), mascota (15€)…¡precio imbatible!
- Perfectamente acondicionado para el frío invierno: calefacción a pleno rendimiento en toda la finca, climatizador en las habitaciones y agua caliente sin fallos. 🙂
- Servicio del hotel: trato impecable
- Baño amplio de 3 piezas (con bañera espaciosa) y calefactor de toallas.
- Parking privado disponible bajo reserva y disponibilidad del hotel (20 euros/día) , aunque realmente no supone un problema ya que el hotel se rodea de aparcamiento público de zona azul (1’60 coronas/h)
- Sobre su ubicación: Tras el Museo, iniciando la segunda zona .Praga centro puede resultar demasiado pequeña para estancias menos fugaces, y Deminka está ubicado en uno de los extremos del “mapa turístico”, por lo que se agradece pasear algunas manzanas hasta llegar al centro para degustar la ciudad en cada salida del hotel.
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