El revuelo que ha causado la llegada del virus COVID-19 en nuestra sociedad dejará especialmente huella en nosotros, los que jamás sufrimos una época de represión y/o racionamiento propias de la postguerra del pasado siglo. Hemos pasado de ver con lejanía los primeros brotes de enfermedad en China a vivir de cerca esta pandemia mundial. Ahora el Gobierno de España declara el Estado de alarma, y nos indica que deben minimizarse las salidas de nuestro hogar, dando la bienvenida al teletrabajo en los casos en que sea posible.
Afortunadamente, no hay evidencia científica de que los animales domésticos padezcan ni transmitan el COVID-19, por lo que, mientras nos vamos adaptando a la nueva situación que nos toca vivir, la Dirección General de Derechos de los Animales del Estado nos aclaran las medidas permitidas durante el Estado de Alarma en que se encuentra nuestro país.
No es posible compartir coche (salvo que transportemos a una persona de riesgo, solamente se admite un ocupante por vehículo), el acceso a los supermercados se da por turnos de tantas personas, quienes deben dejar al menos un metro de distancia de seguridad entre ellas…¡esto es otro mundo! Vemos cómo las existencias de alimentos en los supermercados se agotan por la compra desmedida de la gente, presa del pánico por quedar desabastecida en su hogar. Nos indican que debemos protegernos con mascarillas con filtro, guantes y gel antibacterial, pero desde hace semanas no hay provisiones accesibles, y lamentablemente, ni si quiera para el personal sanitario en activo. Y en las redes, bajo el lema “#YoMeQuedoEnCasa”, los civiles nos apoyamos moralmente para seguir a rajatabla y de la mejor manera el confinamiento al que nos han obligado.
Aunque SÍ, estamos autorizados a sacar a pasear al perro, pero respetando sus normas:
Así que muchos ánimos a todos/as, y a aprovechar al máximo esos pequeños momentos de evasión con nuestra mascota.
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